EL MANEJO DE LAS SOMBRAS

Además de controlar las luces para tener una gran fotografía, debemos dominar a la perfección las sombras.

La sombra forma parte de la fotografía de igual manera que la luz. Entendemos por sombra aquella parte de la fotografía que no queda iluminada o a la que la luz no llega completamente.Las sombras son elementos importantes para la concepción de una imagen y su manejo es imprescindible para dar la sensación de tridimensionalidad en el plano bidimensional de la fotografía. Pero no todas las sombras son agradables y deseadas, por lo que también hay que saber controlarlas al igual que la luz.

Sombra

Las sombras presentes en las fotografías dependen de varios factores. Estos factores son el tamaño, la forma, los contornos y la consistencia. Todos ellos son determinados por el tipo de fuente de iluminación, por la relación de tamaño entre la superficie luminosa y el objeto y por la distancia que hay entre ellos. También es importante para la forma de la sombra la clase de fondo que tenemos en la foto y la distancia que tiene hasta el objeto.

Sombra oscura

Las luces duros y puntuales producen sombras oscuras y vigorosas. Todo lo contrario ocurre con las luces suaves.

Una distancia corta de iluminación desemboca en una sombra muy amplia. A medida que aumenta la distancia de iluminación disminuye el tamaño de la sombra. La distancia y la orientación de la superficie donde se proyecta la sombra puede influir en el tamaño y en la forma de ésta.

Sombra atenuada

Las sombras son decisivas para el contraste de un retrato. Éstas pueden provocar, por lo tanto, la emoción y el dinamismo en la imagen. La atmósfera general de una fotografía queda marcada decisivamente de las sombras.

Podemos acentuar las sombras utilizando luces puntuales y colocándolas a una distancia no muy lejana del objeto. La posición de la fuente de luz dependerá del objeto y de su forma. En fotografía, lo habitual para suavizar sombras no deseadas es el uso de la Luz de relleno. Bien con una fuente de luz secundaria o bien con un reflector.

PRESTA ATENCIÓN A LAS SOMBRAS DE LAS CALLES

Las sombras son un recurso excelente en fotografía callejera, presta atención a cómo se proyectan por los elementos de la ciudad y cómo cambian con el paso de las horas y la situación del sol.

Utiliza aplicaciones como Sun Surveyor para planificar la posición del sol y estar preparado cuando las sombras se sitúen en la posición que quieres.

Esta aplicación la encontrarás tanto para iPhone como para Android.

EL RETRATO

Los retratos son el tipo de fotografía más común entre los fotógrafos profesionales y los aficionados.

El retrato no por ser el tipo de fotografía más extendida resulta, también, la más fácil, ni mucho menos. Conseguir un buen retrato es mucho más difícil de lo que en principio pueda parecer.

Con los retratos, no sólo hemos de tener en cuenta aspectos como la iluminación, la composición o el encuadre, sino que hemos de intentar reflejar la personalidad o los sentimientos del sujeto retratado. Esta es la cuestión que añadirá dificultad a toda la técnica fotográfica que podemos dominar.

Un fotógrafo no debe hacer retratos sin tener en cuenta el carácter o el humor del individuo que tiene en frente. En caso contrario, la fotografía resultante no será más que una representación gráfica de un ser humano. Un buen retrato debe transmitir el estado de ánimo del sujeto en el momento del disparo y para ello es importantísimo observar a la persona que se pretende retratar.

Al fotografiar a personas es muy importante que se les vea bien. Hay muchas formas de resaltar la fisonomía del personaje jugando con la luz, el fondo, la perspectiva y la composición.

En el caso de la luz, es importante que el sujeto tenga sombras en la cara que resalten sus facciones, si no es así, aparecerá una cara «plana» sin relieve. Una luz de relleno lateral puede ayudar.

Para sacar un buen retrato hay que tener en cuenta todos los elementos que saldrán en la foto, incluido el fondo. Lo más recomendable es restarle importancia desenfocándolo. De esta forma se resaltará al sujeto y no se desviará la atención.

En cuanto a la composición, depende de si se quiere hacer un primer plano o no. En cualquier caso hay que tratar de que el sujeto ocupe buena parte de la imagen y sea el protagonista de la misma.

El objetivo perfecto para el retrato del rostro suele ser el que conocemos como «normal» de 50 o 35 mm según la película o sensor. Los teleobjetivos evitan las distorsiones de la perspectiva (la nariz o mentón pronunciados) provocadas por el acercamiento excesivo de la cámara a la cara y permiten acortar la profundidad de campo para desenfocar el fondo.

En los primeros planos, una nitidez acentuada puede poner en relieve posibles defectos de la piel del sujeto. Para suavizar la imagen se puede colocar un filtro difusor que aporta al retrato un aire romántico, permitiendo disimular las imperfecciones del rostro; aunque, eso sí, también puede imprimir un carácter bastante artificial a la foto.

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