Además de controlar las luces para tener una gran fotografía, debemos dominar a la perfección las sombras.
Las sombras presentes en las fotografías dependen de varios factores. Estos factores son el tamaño, la forma, los contornos y la consistencia. Todos ellos son determinados por el tipo de fuente de iluminación, por la relación de tamaño entre la superficie luminosa y el objeto y por la distancia que hay entre ellos. También es importante para la forma de la sombra la clase de fondo que tenemos en la foto y la distancia que tiene hasta el objeto.
Las luces duros y puntuales producen sombras oscuras y vigorosas. Todo lo contrario ocurre con las luces suaves.
Una distancia corta de iluminación desemboca en una sombra muy amplia. A medida que aumenta la distancia de iluminación disminuye el tamaño de la sombra. La distancia y la orientación de la superficie donde se proyecta la sombra puede influir en el tamaño y en la forma de ésta.
Las sombras son decisivas para el contraste de un retrato. Éstas pueden provocar, por lo tanto, la emoción y el dinamismo en la imagen. La atmósfera general de una fotografía queda marcada decisivamente de las sombras.
Podemos acentuar las sombras utilizando luces puntuales y colocándolas a una distancia no muy lejana del objeto. La posición de la fuente de luz dependerá del objeto y de su forma. En fotografía, lo habitual para suavizar sombras no deseadas es el uso de la Luz de relleno. Bien con una fuente de luz secundaria o bien con un reflector.